Pajaritas

Chapa de hierro recortada y doblada, recordando a las pajaritas de papiroflexia. Ramón Acín, 1928-1929. 110 x 130 x 80. Museo de Huesca. Foto: Fundación Acín

23 enero 2010

Vídeo 4 Interior Exposición

Las Pajaricas, según Antonio Fernández Molina
DVCAM, 2003, 4 min. 42 seg.
Autor: Emilio Casanova

Vídeo 3 Interior Exposición

Las Pajaricas, según Lorenzo Avellanas
DVCAM, 2003, 4 min. 42 seg.
Autor: Emilio Casanova

Vídeo 2 Interior Exposición

Origamingus
Super-8 1981 - Edición digital 2004, 5 min.
Autores: Carlos Pomarón y Rafael Pinilla
Producción: Chiribito Films

Vídeo 1 Interior Exposición

Pajaritas del Parque Miguel Servet, Huesca
Vídeo digital, 2005, 3 min. 48 seg.
Autor: Jorge Pardo

21 enero 2010

LA EXPOSICIÓN


Vuelo A80. Huesca-Hiroshima
Homenaje al Monumento a las Pajaritas de Ramón Acín, 1929-2009
Centro Cultural del Matadero, Huesca, del 12 de diciembre de 2009 al 10 de enero de 2010

Voy camino del recién inaugurado aeropuerto de Huesca, construido sobre lo que durante muchos años fue el parque principal de la ciudad, Miguel Servet, y mucho tiempo atrás los laberínticos jardines de Lastanosa. Voy a coger el vuelo A80, rumbo a Japón. Mientras me recreo mentalmente en lo que serán estas semanas de dolce far niente, llegan a mi memoria datos que creía olvidados, recuerdos que voy hilando sin querer, como en un juego. Esa sensación infantil tan excitante de iniciar una aventura, un viaje, me inunda, y me deleito pensando en que voy a coger un avión en el lugar exacto en el que don Vicencio Juan de Lastanosa cultivaba exóticas especies botánicas, entre estatuas paganas y estanques, y guardaba fósiles del Moncayo y piedras preciosas. A este monte de reminiscencias mágicas pertenece mi familia paterna, moncaína. Acude a mi mente la imagen de mi padre, sentado en el salón de casa, haciéndome un barquito de papel e iniciándome así en el fascinante mundo de la papiroflexia. Me veo a mí, una niña, intentando doblar mi primera pajarita, recortando el papel de exactas proporciones, sonriendo satisfecha tras mis esforzados pliegues al verla ya nacida y de pie sobre la mesa camilla. Ese gesto concentrado de papá con el papel en sus manos me ha acompañado desde entonces, como un espacio-tiempo al que volver siempre que necesito sentirme como en casa. Me acuerdo de mi amigo Pomarón, plegador convencido y devoto, y de nuestra pasión compartida, el monumento de Ramón Acín La Fuente de las Pajaritas, la única escultura que ha sobrevivido a los cambios urbanísticos de la ciudad y que está situada ahora justo a la entrada del aeropuerto; las obras la cubrieron de polvo y suciedad y la tuvieron que pintar, ahora luce blanca y reluciente al sol, destacando de lejos. La veo mientras me voy acercando y tengo la misma sensación que la de entrar en Zaragoza y avistar el Pilar, una emoción de acogida. Le hago una foto con mi móvil para dejarla en Hiroshima, una de las ciudades que visitaré. Carlos me contó que si algún día viajaba a Japón no podía dejar de ir, yo era mucho más joven y preparábamos juntos una exposición para celebrar los 80 años de la instalación en 1929 del monumento de Acín en el parque de Huesca, el primero dedicado a una figura de papel en el mundo y diseñado para un jardín.



En Hiroshima está el segundo, colocado 29 años más tarde en el Parque de la Paz. Es una muchacha de bronce que sostiene en sus manos una gran grulla dorada de papel, un zhuru. La protagonista es Sadako Sasaki, quien sufrió los efectos letales de la bomba atómica que cayó el 6 de agosto de 1945 sobre su ciudad; el mismo día, pero nueve años antes, Ramón Acín sufrió los efectos mortales de otra guerra, la Guerra Civil española. Ambos, Sadako y Ramón, mantienen una íntima conexión en ese espacio-tiempo en el que se pliega – con papel o con hoja de lata- una pajarita o una grulla, creando un puente aéreo invisible de ciudad a ciudad. Ramón, construyendo en su taller de Huesca esa escultura de grandes proporciones en chapa metálica, a partir de una pajarica de papel que un alumno le había regalado, desconocía que una niña, allá por 1954, construiría durante su estancia en el hospital 644 grullas con el papel de los botes de medicinas que tenía a mano. Materiales humildes “animados por sencillos dobleces”, como a Acín le gustaba decir, para luchar contra el sinsentido del dolor y de la muerte.


Sadako comenzó su labor de plegado de zhurus en el hospital, siguiendo una antigua tradición oriental según la cual si ofreces mil grullas de papel a los dioses, éstos te conceden un deseo. Ella alimentaba la esperanza de poder volver a correr, pero al ver cómo morían a su lado otros niños por la "enfermedad de la bomba A" se propuso realizar un esfuerzo mayor, 300 grullas más que sirvieran para llevar la curación y la paz a todas las víctimas de guerra del mundo. No lo consiguió y sus compañeros de clase, tras su fallecimiento, llegaron a completar su tarea. En el monumento que se erigió en su honor, en 1958, miles de personas de todo el mundo depositan sus grullas realizadas en papel. Ahora recuerdo que corría el rumor de que en Huesca tenían lugar, hace muchos años, actos simbólicos similares junto a las Pajaritas del Parque, aunque más discretos, casi furtivos.


Me monto en el avión y mientras despegamos pienso en la feliz probabilidad de que Acín, pedagogo libertario que abogaba por la creación en la enseñanza, hubiera sido el orgulloso profesor de su alumna aventajada, Sadako.


Cuando llegue a Hiroshima y pasee por su parque quiero sentarme junto a ella, enseñarle la foto del móvil con nuestras Pajaricas blancas, y plegar en silencio, con concentración infantil, unas cuantas figuritas de papel para su serie.


(Texto de Introducción al Catálogo)

Vicky Calavia, Comisaria de la exposición

Foto: Rosa de los vientos con Pajarita. Lugar: Aeropuerto de Zaragoza. Autor: Gabriel Álvarez.